Kua, cadera.

01 abril 2012

     La traducción más común del vocablo chino Kuá es simplemente cadera, pero como cualquiera que se haya acercado seriamente a la práctica del Taijiquan o el Qigong puede atestiguar que esta traducción no abarca la complejidad ni la profundidad con la que los maestros chinos se refieren a esta región. Físicamente, el Kuá es difícil de definir, pero es relativamente fácil observar cuando alguien usa correctamente esta región. Quizás sería más correcto decir que esa persona usa esta región con habilidad, debido a que como muchas otras cosas en el Taijiquan o el Qigong es algo que tiene que ajustarse constantemente para cumplir con las exigencias energéticas de cada momento. Entonces, para poder llegar a la definición del Kuá será necesario primero enumerar las regiones anatómicas que están relacionadas con esta idea.
     Es importante tomar en cuenta que en esta región, como en todo el cuerpo, sus componentes están interrelacionados, por lo tanto, a pesar de describir y visualizar la región por sus elementos (para hacer más fácil su descripción), en la práctica no debemos desligar uno del otro. Todos trabajan al unísono aunque tengan funciones diferentes.
     Pero, por muy difícil que resulte definir esta región, cuando observamos críticamente podemos identificar fácilmente si alguien está o no usando hábilmente el Kuá. Digamos que si un practicante de Taijiquan o Qigong se “sienta” en el Kuá con el peso de su cuerpo claramente sobre una pierna; si esta persona forma claramente un doblez en el área del pliegue inguinal en la ropa que trae puesta, sin “sacar” las nalgas; entonces, está bien sentado o acomodado en el Kuá. De hecho, la habilidad de “sentarse” correctamente en el Kuá depende del trabajo simultáneo pero opuesto de los dos Kuá. Por ejemplo, si alguien está sentado en el Kuá derecho, entonces su Kuá izquierdo debe abrir para permitir que la rodilla se alinee con la dirección en la que los dedos del pie apuntan. Como la capacidad de movimiento de las rodillas está limitada por su propia estructura, mantener las rodillas y las puntas de sus respectivos pies alineadas reducen la posibilidad de lesiones. 
     Por otra parte, sentarse hábilmente en el Kuá permite que el peso del cuerpo descanse directamente sobre el centro de la planta del pie y evita que la rodilla sobrepase la línea de los dedos del pie; de esta manera, el peso se coloca claramente sobre un pie pero no se pierde la noción del centro del cuerpo. Así, una pierna sostiene el peso del cuerpo y la otra puede estar libre o casi libre y, por lo tanto, móvil. En los clásicos de Taijiquan, esta idea generalmente se traduce como: evitar la condición de estar “doblemente pesado”.
     Por otra parte, la posición necesaria para que el sacro apunte hacia abajo requiere que la espina dorsal, en su región lumbar, se alinee verticalmente. Según la teoría de la Medicina Tradicional China, en esta región, concretamente entere L2 y L3, se encuentra la cavidad del Ming Men (La Puerta de la Vida) y si esta cavidad se encuentra “cerrada”, entonces se dificulta el flujo de energía (Qi) por el meridiano de energía Du Mai (Vaso Gobernador), el cual corre por la línea media del dorso del cuerpo. De esta forma, encontramos que si la energía no corre libremente por esta región es casi imposible transmitir la energía que se genera en las piernas hacia la espina dorsal y mucho menos hacia los brazos; impedimento que da como resultado que en lugar de movilizar energía se tenga que compensar con fuerza bruta. Si se parte de la idea de que, tanto el Taijiquan como el Qigong buscan hacer más eficiente el movimiento de energía, entonces, hacer uso de la fuerza bruta nos aleja de ese objetivo. Pero “abrir” la Puerta de la Vida no sólo nos permite movilizar energía, sino que también permite que la cintura escapular gire libremente sin afectar la posición de la cadera (cintura pélvica). Si logramos independizar el movimiento de estas dos regiones de la cintura, entonces el cuerpo puede girar sin perder su base.
     Recapitulando, sentarse hábilmente en el Kuá nos permite identificar en qué pierna descansa el peso sin perder el balance, nos permite alinear las rodillas para evitar lesiones, también nos permite transmitir libremente energía por la espina dorsal y además nos permite girar libremente la cintura. Entonces, entender la idea del Kuá y buscar la forma de usar hábilmente el Kuá, debería ser uno de los objetivos principales para alguien que busca ahondar en la práctica del Taijiquan o del Qigong, sin importar el estilo, el enfoque o la preferencia con la que practique.
     Otro conflicto común que surge cuando alguien no sabe cómo sentarse correctamente en el Kuá, es la incapacidad de relajar el área de las ingles. Peor aún, cuando un practicante de Taijiquan o de Qigong no sabe cómo relajar el área de las ingles, generalmente también sujeta sus rodillas a un estrés innecesario. Toda esta tensión hace que el practicante irremediablemente tenga que hacer uso de la fuerza bruta para “sostener” su postura; alejándolo reiteradamente de la práctica correcta y de los principios de suavidad y relajación necesarios para la práctica de estas disciplinas.
     Anteriormente, hemos mencionado que si alineamos el sacro verticalmente la cadera puede descansar suavemente en la base que forman las piernas, pero las piernas también deben “poner lo suyo” para que esta relación permanezca relajada. La parte superior de las piernas, los muslos, debe encargarse de sostener el peso del torso, pero a la vez, está a cargo de que el resto de la pierna permanezca alineada con la rodilla y con la punta del pie. Dos tareas que dan la impresión de ser opuestas; pareciera que les estamos pidiendo a los músculos que se relajen pero al mismo tiempo que trabajen; sobre todo en el área de las ingles, esta incongruencia genera una especie de “corto circuito” en la información que estamos enviando a las piernas. La forma en que vamos a eliminar esta contradicción muscular es, “pidiéndole” a otros músculos que se encarguen de una parte del trabajo.
     Los músculos perineos participan en los movimientos de eversión e inversión de los pies cuando los pies están libres y el origen del movimiento es la pierna estática. Pero, cuando la planta del pie es el punto fijo, como cuando estamos de pie; estos músculos se encargan del movimiento lateral de los huesos de la pantorrilla, la tibia y el peroné. Si dejamos que estos músculos alineen las rodillas con las puntas de los pies, entonces los músculos grandes de los muslos, sólo tienen que soportar el peso del cuerpo en sentido vertical, particularmente el crural, el recto anterior y los isquiotibiales.
     De forma que, si eliminamos la necesidad de mantener los músculos abductores del muslo abiertos, sustituyéndola por la acción de los músculos perineos en la parte externa de la espinilla, podremos mantener las rodillas en su sitio sin la necesidad de enviar un doble mensaje a los cuádriceps y al área de las ingles. Todo lo anterior, repercutirá positivamente en la capacidad de relajar la región del Kuá para poder sentarnos sin tensión. Por otra parte, si procuramos que los músculos perineos sean los encargados de la postura de las rodillas, tendremos como consecuencia que la bóveda del arco del pie obligadamente adopta una postura más natural que elimina la tendencia a caer de los arcos.
     La corrección de la postura de la planta del pie se debe a que los músculos perineos están asociados, por medio de sus tendones, la elevación de la bóveda del pie. Por lo tanto, tendremos una mejor sustentación de la estructura de la planta del pie; mejorar la sustentación, a su vez, incrementa la conexión energética con la cavidad Youngquan (Fuente Brotante) en el centro de la planta del pie. Un aumento en la energía que sube desde la planta de los pies, hacia una estructura mejor alineada en las rodillas y con más relajación en las ingles es justamente lo que podríamos describir como una base sólida.
     Una base sólida que sustenta una cadera que por cuenta propia permanece relajada y móvil, permite que la idea de Kuá enlace las estructuras de la parte superior del cuerpo con las de la parte inferior de forma armónica, libre y alineada. Lo que repercute directamente en la eficiencia y relajación de las demás estructuras del cuerpo.
     Es probable que al encontrarnos por primera vez con la idea de Kuá resulte un concepto complicado y, de hecho, no resulta una tarea fácil, pero, si exploramos esta habilidad en cada una de sus partes, es más probable encaminarse hacia una mejor práctica del Taijiquan o del Qigong. Para resolver esta problemática, quizá sea necesario dividir la labor de sentarse en el Kuá por etapas; donde en la primera de ellas estudiaremos la posición de sacro con respecto al resto de la espina dorsal, una vez que se tenga dominio sobre el sacro, continuaremos con la relajación del área de las ingles, por último, integraremos la acción de los músculos perineos para mantener las piernas en su sitio. La paciencia y el empeño necesarios para desarrollar esta habilidad no es mucho mayor que el necesario para la ejecución de las rutinas en solitario, lo que permite que cualquier practicante, sin importar su nivel de entrenamiento o experiencia, experimente y enriquezca, en términos energéticos y estructurales, su práctica.
     Desde el punto de vista marcial, tener más conciencia del área del Kuá, permite una estructura más suave pero a la vez más poderosa y, desde una perspectiva enfocada en la energía, trae como resultado un flujo más eficiente de Qi. De forma que nuestro Taijiquan o Qigong podrán tener un mejor flujo energético y a la vez incrementaremos la coherencia estructural entre la parte baja del cuerpo y la parte alta.